La llamada escuela de Gante-Brujas incluye a algunos de los mejores iluminadores de la historia del género, como Gerard Horenbout, Gerard David o Simon Bening. El Libro de Horas Da Costa, cuya denominación se debe a la familia para la que fue realizado, representa uno de los logros más excelsos de la carrera de Simon Bening.
Con un formato de 17 x 12.5 cm y 776 páginas, fue creada en torno a 1515 en Holanda, aplicando un estilo característico del renacimiento. Está dotado de 121 miniaturas a toda página y bordes profusamente decorados. Escrito en latín, el manuscrito utiliza letra gótica.
El manuscrito perteneció durante siglos a la familia portuguesa Da Costa, pasando a continuación al coleccionista George C. Thomas, residente en Filadelfia; por último, en 1910 la fundación John Pierpont Morgan adquirió el manuscrito, incorporándolo a sus fondos.
Activo en Brujas, donde fue formado en el arte de la iluminación por su padre, Simon Bening encontró en la ciudad holandesa un entorno artístico muy fértil. Quedó cautivado por el estilo de Gerard Horenbout, con quien ilustró varios manuscritos, y alcanzó una gran reputación en toda Europa. Entre sus obras destaca este libro de horas por su calidad pictórica.
Simon Bening iluminó otros importantes manuscritos, como el libro de horas que realizó para el cardenal Alberto de Brandemburgo, el libro de horas de Hennessy, las Tablas genealógicas de las Casas Reales de España y Portugal y los Estatutos de la Orden del Toisón de Oro.
Para la decoración de las Horas Da Costa, Bening tuvo que crear un abanico de composiciones, incluyendo dos ciclos de la Pasión de Cristo, uno para el Oficio de la Pasión y otro para las Lecciones del Evangelio. Asimismo, representó a los evangelistos en dos ocasiones. El artista se inspiró en creaciones que ya había utilizado para el Devocionario de Carlos el Temerario por el Maestro de María de Borgoña, aunque sus reinterpretaciones son tan originales que superan a sus modelos.
Simon Bening enriqueció los templetes con efectos dramáticos. Sin embargo, las iluminaciones más impresionantes son las que pintó para el Calendario, cuyos miniaturas representan unos paisajes dotados de complejas perspectivas y una espectacular riqueza de detalles.