Luis de Laval nació hacia 1411 y murió el 21 de agosto de 1489, en el Castillo de Laval. Señor de Châtillon, barón de Lohéac y también señor de Frinandour, de Quemper-Guézennec, del Vieux-Marché, de Blanquefort y de Gaël y Bréal. Fue, igualmente, gobernador de Gennes-sur-Loire y consejero muy próximo de Luis XI. Ocupó durante ocho años consecutivos, de 1465 a 1473, las funciones de gobernador de Champagne. Su carrera merecería todo un volumen biográfico. Gran señor y bibliófilo de marca del siglo XV, parece más que probable que su prolongada presencia en la región contribuyera a la gran pasión manifestada por la gran burguesía de Troyes por el excepcional miniaturista de Bourges, Jean Colombe. Al igual que sus hermanos, Guy XIV de Laval y Andrés de Lohéac, tenía la particularidad de ser vasallo del ducado de Bretaña, al mismo tiempo que de la corona de Francia.
El libro de horas que se lleva su nombre se encuentra depositado en la Biblioteca Nacionaol de Francia, con la signatura LAT. 920, y se considera como uno de los manuscritos iluminados con mayor número de ilustraciones de todos los tiempos.
Iniciado hacia 1470-1475, su iluminación se retoma y continúa entre 1485-1489.
Consta de 700 deliciosas páginas en vitela, de 243 x 172 mm, con profusión desbordante de oros. En palabras de François Avril, medievalista de renombre mundial, Conservador General
Honorífico del Departamento de Manuscritos de la BNF y uno de los máximos expertos
europeos en códices y manuscritos antiguos:
«Este manuscrito de inhabitual riqueza es, sin lugar a dudas, la obra más ambiciosa que
haya salido jamás del taller de Jean de Colombe. El Libro de Horas de Louis de Laval constituye una auténtica proeza iconográfica que
supera de lejos cualquier otra tentativa contemporánea de hacer de los Libros de Horas una
compilación de ilustraciones bíblicas.»
En sus 700 páginas encontramos nada menos que 1.234 miniaturas, de las cuales 157 lo
son a página completa. Este conjunto constituye el más rico corpus de ilustraciones que
se haya reunido jamás en un Libro de Horas. La mayor parte de este asombrosamente amplio conjunto iconográfico es obra del gran Jean
Colombe. Pero esta maravilla, dada su magnitud, no podía ser obra de un solo artista. En las
Horas de Louis de Laval se dan cita los mejores miniaturistas del momento, que colaboran
siguiendo modalidades más complejas y durante un período mucho más extenso de lo que se
había creído hasta ahora.
Este impactante manuscrito delata igualmente la presencia de otro extraordinario artista,
heredero del buen hacer del gran Fouquet que, por ejemplo, nos deleitará con los rostros
admirables de las sibilas, o los de los evangelistas san Mateo y san Marcos.
A partir de 1480 el manuscrito se enriquece aún más si cabe con la incorporación del soberbio
ciclo de ilustraciones bíblicas desde el Génesis hasta la Historia de Daniel.
El libro fue legado por Luis de Laval, señor de Châtillon, a Ana de Francia, duquesa de
Borbón. Entraría, más tarde, a formar parte de las colecciones reales a raíz de la confiscación
de los bienes del Condestable de Borbón.
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